La deuda en 5 minutos

La deuda externa en el mundo

La deuda externa es el dinero que los acreedores internacionales reclaman a los deudores del Sur (gobiernos y actores privados residentes en estos países) de los préstamos que les otorgaron sin demasiado control en el pasado y que ahora ahogan sus economías. Los acreedores internacionales de los países del Sur son los actores privados (bancos y compradores de bonos), las entidades públicas de los países del Norte y las Instituciones Financieras Multilaterales (FMI, BM y Bancos Regionales). La deuda del conjunto de los países empobrecidos, así como su pago (amortización del capital + intereses) crece constantemente desde hace 25 años, aun cuando estos países han ido haciendo efectivo el pago de la deuda durante estas más de dos décadas. Aunque parezca inverosímil, el total de la deuda no ha disminuido sino todo el contrario: en el 2007 (último año del que se tienen datos) la deuda era más de seis veces superior que cuando estalló la crisis de la deuda en agosto de 1982. Hay dos factores que motivan este incremento constante. Por un lado, el aumento de los intereses que los países deudores se ven obligados a pagar. De la otra, la solicitud por parte de estos países, de nuevos créditos para devolver los anteriores, atendidos los atrasos en los pagos por problemas de solvencia.

Según los datos más recientes del Banco Mundial, en el año 2007 la deuda externa total de los países empobrecidos era de 3,36 billones de dólares norteamericanos (Global Development Finance, 2008).





Año: 1970 1980 1990 1995 2000 2005 2006 2007
Importe de la deuda
73
536
1327
1951
1256
2740
2984
3357
Fuente: GDF 2008; datos en miles de millones de dólares norteamericanos
La deuda externa se puede desglosar en deuda a largo plazo y deuda a corto plazo:

1.1. La deuda a largo plazo es aquella que la comunidad internacional concede a las entidades públicas de un país y a los actores privados residentes en aquel país para ser devuelta a más de un año vista. El año 2007 la deuda a largo plazo alcanzó los 2,6 billones de dólares. Esta deuda se divide en dos tipos:
  • DEUDA PÚBLICA Y PÚBLICAMENTE GARANTIZADA: es la deuda que, en último término, asumen las entidades públicas de un país con los acreedores internacionales. Es lo que podríamos denominar deuda externa pública. En el año 2007 alcanzó los 1,34 billones de dólares; es decir el 52% de la deuda a largo plazo.
  • DEUDA PRIVADA NO GARANTIZADA: es la deuda que asumen los actores privados residentes en un país, ya sean las empresas privadas y/o personas a título individual, con el exterior. Es lo que denominamos deuda externa privada. En el año 2007 supuso 1,22 billones de dólares o lo que es el mismo, el 48% de la deuda a largo plazo.
1.2. La deuda a corto plazo es aquella que vence en los primeros 12 meses. En el 2007 fue de 783.076 millones de dólares. Aunque no se tienen datos fiables sobre la deuda a corto plazo, se cree que ésta se reparte por mitades entre la deuda externa pública y la deuda externa privada.

La DEUDA PÚBLICA Y PÚBLICAMENTE GARANTIZADA se descompone en tres:

DEUDA BILATERAL: es la deuda concedida por las entidades públicas del Norte a las entidades públicas del Sur, que está compuesta por los créditos a la exportación en condiciones más favorables que las del mercado (créditos FAD, en el caso español) y por las operaciones de exportación con cobertura por cuenta del Estado (CESCE, en el caso español). El año 2007 esta deuda representó un 21% de la deuda pública (un 11% de la deuda a largo plazo). En el 2007 se situó en un valor nominal de 281.228 millones de dólares.

DEUDA MULTILATERAL: es aquella concedida por las IFI - Instituciones Financieras Internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Bancos Regionales) a las entidades públicas del Sur y que en el 2007 fue de 365.529 millones de dólares. Esta deuda representó el 27% de la deuda pública en el 2007 (el 14% de la deuda a largo plazo). Tras la crisis desencadenada durante la década de los 80, esta es la principal fuente de financiación a la que pueden acceder muchos países deudores. Ciertamente, muchos países y bancos acreedores tienen como política no conceder más créditos a países denominados mal pagadores, los cuales sólo pueden acceder a las IFI por obtener más financiación.

DEUDA PRIVADA: es la deuda pública y/o públicamente garantizada que está en manos de la banca internacional y/o de los compradores de bonos emitidos por las entidades públicas de un país. En el 2007 se situó en 688.678 millones de dólares. La deuda privada ha ido ganando peso relativo en los últimos años hasta representar, en el 2007, el 52% del total de la deuda pública (el 27% de la deuda a largo plazo). En los últimos años ha habido una progresiva traslación de la deuda privada de la banca a los mercados financieros, mediante la venta de deuda pública en el mercado bursátil. Así, en el año 2007, los mercados financieros los bonos de deuda representaban el 66% de la deuda privada con garantía pública.

A su vez, la DEUDA PRIVADA NO GARANTIZADA se descompone en:

BONOS: es la deuda que han comprado actores internacionales en el mercado secundario de valores a residentes privados del país y que no dispone de ningún tipo de garantía por parte de las entidades públicas de dicho país. En el año 2007 representó el 20% de la deuda privada no garantizada, situándose en los 249.534 millones de dólares (un 10% de la deuda a largo plazo).

BANCOS COMERCIALES y OTROS: es la deuda que deben actores privados del país a la banca comercial y otros actores internacionales y que no está garantizada por las entidades públicas del país. En el año 2007 supuso el 80% de la deuda privada no garantizada, llegando a los 972.876 millones de dólares (un 38% de la deuda a largo plazo).
 El servicio de la deuda, que es el importe hecho efectivo por los deudores por los conceptos de amortización de capital e intereses de los créditos, no ha hecho otra cosa que aumentar. Aun así, el esfuerzo no tiene la recompensa de una reducción significativa del total de la deuda. En el año 2007 el Sur transfirió al Norte más de 522.981 millones de dólares en concepto del pago de la deuda, cifra que supone más de cinco veces lo que los países del Norte otorgaron en concepto de Ayuda Oficial para el Desarrollo, que fue algo más de 103 .491 millones de dólares (OCDE, 2008). El servicio de deuda pública llegó a los 180.122 millones de dólares, casi el doble que la AOD recibida desde el Norte. Por otro lado, hace falta considerar que casi un 25% de lo que se paga en concepto de servicio de la deuda son intereses. De este modo, los pagos realizados no consiguen de ninguna forma frenar la tendencia al crecimiento del total de la deuda, dado que los intereses son tan elevados que acaban contrarrestando el pago y hacen que la deuda continúe creciendo sin posibilidad que algún día se ponga fin a la bola de nieve que esto supone.

Consecuencias para la población de los países deudores

Desde el punto de vista de los acreedores, la deuda externa es tan sólo una cifra absoluta que los deudores deben hacer efectiva en un plazo de tiempo determinado. Por lo tanto, el hecho que todavía no se haya saldado la deuda se ve como un problema de liquidez de las cuentas de los países deudores y, difícilmente, como un problema estructural. Para los países deudores, en cambio, hacer frente a las exigencias de los pagos de la deuda supone un esfuerzo financiero extraordinario, puesto que sus economías son cada vez más débiles y dependientes de los capitales extranjeros.

Aun así, lo más grave para muchos países es el hecho que el pago de la deuda supone la imposibilidad de invertir y de llevar a término políticas adecuadas en servicios básicos esenciales para la población, como son la soberanía alimentaria, la potabilización del agua, la salud, la vivienda, la educación y el equipamiento de infraestructuras. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, los pagos del servicio de la deuda en el año 1999 superaron el gasto anual en salud y educación en nueve países y también sobrepasaron el gasto en salud en 29 más, incluidos 23 del África subsahariana, la región más castigada del planeta. La situación no ha mejorado. De hecho, en los países más empobrecidos como es el caso de Guinea-Bissau, los pagos del servicio de la deuda en el año 2005 supusieron un gasto seis veces superior al gasto en atención primaria en salud; en Angola fue de cuatro veces superior; en Gambia más de dos veces superior al gasto en salud y más de cuatro veces superior al gasto en educación…

Por otro lado, el pago de la deuda ha incentivado la explotación indiscriminada de los recursos naturales, dado que su exportación es una de las pocas maneras que tienen estos países para conseguir suficientes divisas para pagar el servicio de la deuda. Este hecho, como es de suponer, ha afectado y está afectando gravemente la sostenibilidad de los recursos del planeta.

Una deuda ilegítima e inmoral

Además de tener consecuencias muy graves sobre las poblaciones del Sur, la deuda es ilegítima también por su origen. Hemos de entender que muchos de los países que hoy tienen grandes deudas fueron gobernados por dictadores civiles y/o militares que desviaron los créditos prestados hacia la compra de armas - con el fin de silenciar las protestas civiles -, hacia la compra de bienes de lujo de las elites de sus países, para hacer obras faraónicas que pretendían alabar la figura del líder y que no reportaron ningún beneficio a la población. Incluso, en algunos casos, el dinero nunca llegó al país, ya que éste se depositó en cuentas corrientes de paraísos fiscales. Acciones como éstas sucedieron en regímenes militares como los de Argelia, Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Tailandia o dictatoriales como el de Pinochet en Chile, Duvalier en Haití, Stroessner a Paraguay, la familia de los Somoza en Nicaragua, Suharto en Indonesia, Marcos en Filipinas, Zia-il-Haq en Pakistán, el Sha en Irán, Assad en Siria, Mariam en Etiopía, Siad Vallo en Somalia, Moi en Kenia, Nimiery y al-Mahdi en Sudán, el rey Hassan II en Marruecos, Buhari y Abacha en Nigeria, Doe en Liberia, Mobutu en el Congo, Banda en Malawi, o el régimen del apartheid en Sudáfrica, entre otros. Todos ellos son claros ejemplos de que en estos países la población se vio imposibilitada para escoger y para decidir qué se hacía con el dinero que se recibía.

La gran injusticia que se comete en exigir el pago de la deuda sin más es no pensar en esta gran mayoría de población que, además de sufrir las terribles represiones que protagonizaron sus mandatarios sobre ellos, nunca se beneficiaron de estos créditos, dado que éstos se emplearon indebidamente en beneficio de unos pocos y para el mal de muchos. Por todo ello, se puede afirmar con rotundidad que todavía hoy las poblaciones del Sur continúan pagando el coste de oportunidad que supone, en términos de desarrollo, el pago del servicio de la deuda.